CINE Y ARTE (II): DESTINO. SALVADOR DALÍ Y WALT DISNEY.

La animación no es más que cuadros en movimiento. Partiendo de esa premisa encontramos un corto magnífico surgido del cruce de ideas de Dalí y Disney, un corto que nos muestra como son los cuadros de Dalí en movimiento. Y el resultado es magnífico. No por el hecho de que sea Dalí o Disney los ideadores de esta pequeña joya, significa que tenga que ser algo bueno, pero, sí, lo es.

Emana una honda sensibilidad surrealista, propia de Dalí, y un lirismo musical, propio de Disney. Curiosamente, ambos denostados por los "haters" modernos, que si uno sólo quería dinero, que si el otro imbuía las mentes infantiles de ideas vacías, lo que sea, menos centrarse en la obra.

Nosotros, sí nos centraremos. 

"Destino" vio la luz en 2003, el 2 de junio, en el Festival Internacional de Cine de Animación de Annency (Francia), después de 58 años ¿Cómo es posible tardar tanto tiempo en realizar un corto de algo más de 6 minutos? La respuesta es simple: dinero. El trabajo de "Destino" comenzó a finales de 1945, durante unos ocho meses, hasta 1946. Salvador Dalí que por entonces se paseaba de estudio en estudio cinematográfico (véase su colaboración con Hitchcock en Spellbound o Recuerda en español) colaboró con John Hench, por entonces guionista de los estudios Disney, en el guion de esta obra.

Sin embargo, no debemos olvidar, que ésta es la época de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos habían entrado en ella unos cuantos años antes, y la guerra es cara y tiene sus consecuencias, Walt Disney Studios, se vio, como muchas otras empresas, sumida en un brete finaciero y, obviamente se requerían productos que dieran beneficios. "Destino" era muy bello, pero también bastante arriesgado para exponerlo al gran público. Al final, primó más la venta en taquilla y "Destino" se echó a dormir hasta 1999,  a pesar de un infructuoso intento de Hench de reavivar el interés del propio Walt Disney en el corto, quien al final, muy a su pesar, terminaría reconociendo que económicamente no iba a funcionar.

Como decíamos, 1999 fue el año en el que "Destino" volvió de su sueño. Roy E. Disney, sobrino de Walt, durante la producción de "Fantasía 2000", retomó el proyecto y lo puso en manos de un equipo de 25 animadores, que mezclaron animación tradicional con otra hecha por ordenador, capitaneado por Monfréy Dominique y con el propio John Hench orientando la nueva producción del corto. 

La acogida no pudo ser mejor. Numerosos premios, nominación al Oscar al mejor corto de animación incluido. Utilizado en diversas exposiciones sobre Dalí, como la que pudo verse en 2013 en el Museo Reina Sofía titulada "Dalí: Todas las sugestiones poéticas y todas las posibilidades plásticas".  "Destino" no puede ser pasado por alto como obra de arte. Porque lo es.

El argumento se basa en amor entre Cronos, dios del Tiempo, y una mortal, con las tribulaciones que ello conlleva en lo referente al paso del tiempo. Las imágenes poderosas, reconocibles e, incluso, definidoras del propio Dalí. Vemos aparecer hormigas, colibrís, arquitecturas y paisajes oníricos, hombres en bicicleta con panes como sombrero... en definitiva, rasgos propios del particular universo pictórico de Dalí. Desde luego, este corto, como explicación del surrealismo (y de la propia obra de Dalí) no tiene precio, a unas nuevas generaciones con imaginación atrofiada, que necesitan de lo visual y el movimiento, quizás les venga bien decirles que hay algo más allá de las pantallas, en sus mentes, algo relacionado con la creatividad, que les puede ayudar a salir de los barrotes del propio yo, pero eso es otra historia...

Nosotros nos limitamos a recomendar este corto, no sin antes alabar, la maravillosa banda sonora del mismo, imprescindible para el etéreo tono poético del mismo, compuesta por Armando Domínguez, compositor mexicano, e interpretada por la cantante, también mexicana, Dora Luz (quien también colaboraría con Disney en la banda sonora de la película "Los Tres Caballeros) La canción, también llamada Destino, le aporta la expresividad necesaria a la historia sin diálogo del corto, a la par que la fuerza que sostiene la sucesión de imágenes surreales que conforman el guión.

No nos queda más que recomendar su visionado encarecidamente, si aún no lo han visto. Lo demás que yo pueda decir, no es más que un grito en un sueño...